El pasado jueves 7 de octubre el escritor Mario Vargas LLosa fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Hecho que celebramos, pues pone de manifiesto que la literatura en lengua española sigue teniendo grandes genios por reconocer.
Hablar de Mario Vargas de Llosa es hablar de un demiurgo de la palabra, de un maestro de la lengua española. Por fin ha sido reconocido mundialmente como uno de los grandes hacedores de historias posibles, aunque muchos ya lo sabíamos sin este galardón, por ello nos gustaría homenajearlo destacando, esta vez sin embargo, otra faceta suya, que particularmente cautiva de su figura, sus dotes de magnífico conversador.
Hace unos años tuvo lugar en Murcia un entrañable encuentro entre Mario Vargas Llosa y un numeroso grupo de estudiantes de la Facultad de Filología Hispánica y cual "Flautista de Hamelin", nos mostró su lado más encantador y cordial, regalándonos a todos los presentes una melodía de experiencias, un "Diálogo del conocimiento" que dejó al auditorio emocionado. De ahí que hayamos preferido recoger un extracto de aquella "conversación", pues son sus propias palabras quienes mayor homenaje pueden hacer a este brillante escritor:
"Como todos los escritores, antes de escritor, yo fui, naturalmente, un lector. Creo que aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida. Recuerdo muy bien cuando ocurrió: yo tenía cinco años y vivía en Cochabamba. Recuerdo el extraordinario enriquecimiento que significó para mi empezar a leer, empezar a vivir a través de la lectura muchas más vidas de las que yo podía aspirar a tener, poder viajar en el tiempo, en el espacio, cambiar de identidades y de situaciones.
La lectura sigue siendo ese milagro para mi: un extraordinario placer, el más rico y diverso de los entretenimientos.
Sé que se puede justificar la lectura por muchas otras razones -la del conocimiento, la de la sensibilidad, la de la imaginación, que, gracias a ella, aumentan y se azuzan-, pero para mi esta ha sido siempre la primera. No creo que haya ninguna otra aventura humana tan intensa, tan rica ni que suministre un placer igual al de un gran libro, es decir, a uno que hace vivir a sus lectores como lo viven sus propios personajes."
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